Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

El honrado

miércoles, 01 de mayo de 2024
Estaba sentado tranquilamente en un parque, observando a unos niños jugar y corretear alegremente, cuando vi venir a un individuo honrado. Siempre me dijeron que yo tenía un instinto especial, un sexto sentido, para reconocer a la gente. Supongo que cada uno nacemos con un don y a mí me tocó este en el reparto de dones. Poseo una rara habilidad para "calar" al personal, que perfeccioné cuando trabajé una temporada de cara al público, uno de los empleos más difíciles que existen.

Aquel sujeto tenía una mirada limpia, vestimenta correcta, de lo más normal. Había aparcado su coche de un modelo utilitario no lejos de allí y no traía ningún maletín sospechoso consigo. Es posible no dar crédito a lo que digo, pero se sentó en el mismo banco en el que yo estaba. Iniciamos una conversación cuando se refirió a la agradable temperatura que hacía esa tarde. No sé muy bien cómo, pero terminó contándome algunos aspectos de su vida.

Funcionario por oposición libre, tuvo varios destinos, con niveles de retribución muy discretos. Se casó, tuvo un par de hijos, compró un piso hipotecándose hasta las cejas, un coche a plazos, y, ahora, su mayor ilusión era poder adquirir un apartamento en un pueblo costero de la provincia de Alicante. Sus padres no le dejaron nada de valor, tampoco heredó bien alguno de familiares o amigos. Me pareció un hombre cabal, hecho a sí mismo.

Su principal preocupación era que, con su actual salario, no estaba seguro de poder pagarles las carreras universitarias a sus hijos, sobre todo ahora, que están por las nubes las matrículas. Esos jóvenes no tienen derecho a beca, porque su esposa también trabaja y se salen del baremo oficial. Al matrimonio, le han recortado las ayudas sociales y no tienen beneficios fiscales, a pesar de llevar haciendo la declaración de la renta cada año desde hace decenios.

Ese hombre, según decía, nunca ha dejado de pagar un solo impuesto, sea directo o indirecto, incluido el IVA. No tiene aspecto de haber cometido un fraude en su vida. No le conozco de nada, pero me inspira una confianza que ya no es habitual en mí porque ya no me fío de casi nadie.

Estaba convencido de que hablaba con sinceridad, pero detecté su decepción y su tristeza. Se trata de una persona desengañada y desmoralizada. Sospecho que ya no cree en este sistema político y económico que, a veces, nos traiciona dejándonos sin esperanza y sin futuro.

Intenté aumentarle la moral, diciéndole que esto no durará para siempre y que las cosas mejorarán. Pero lo cierto es que este discurso mío no me lo creo ni yo mismo. Es posible que no haya actuado honradamente con ese hombre honrado, pero sonrió amablemente cuando le reconforté diciéndole que, más pronto que tarde, surgirá un movimiento social auténtico que lo revolucionará todo y hará que las cosas cambien a mejor.

Cuando estreché su mano al despedirme confirmé que, en efecto, había estado hablando con un hombre que posee la virtud de la honradez. Sé que hay muchos más que se levantan con dignidad cada día y se acuestan también dignos, por fortuna para nuestro futuro. Por el bien de todos, necesitaremos legiones de hijos y nietos honrados, para que el día de mañana seamos capaces de mirarnos en el espejo sin tener que agachar la cabeza avergonzados por haber destruido nuestros mejores valores, los que nos hacen ciudadanos y personas.

Ya me iba hacia casa, y entonces una mano me tocó el hombro por detrás.

- ¿Te pasa algo, estás bien?, me preguntó un antiguo amigo del barrio.

- Nada en absoluto, ¿por qué lo dices?, respondí sorprendido.

- ¡Estabas sentado en el banco hablando solo!
El chico del niki rojo
El chico del niki rojo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES