Non te entendo Galicia, no entiendo nada

Se han celebrado las elecciones en Galicia y el P.P. logró la mayoría absoluta. De lo que deduzco que mis paisanos viven en la Arcadia feliz.

Por ello, es de esperar que la juventud encuentre trabajo fácilmente y crezca el número de vecinos que pueda vivir con dignidad y eso de irse a trabajar al extranjero sólo sea una coyuntura puntual; que los ambulatorios tengan las recetas suficientes y no tengan que ir cada día a por una, como me ocurrió a mí este verano, o que las listas de espera no lleguen a la eternidad, como le pasó a más de uno; que la pesca sea una industria en auge y crezca el número de puesto de trabajo y no se sienta amenazada por sus vecinos franceses; que los descampados urbanizados, también llamados polígonos industriales, se llenen de empresas que dinamicen nuestra economía; lo mismo le deseo puede ocurrir a las industrias lecheras y que lo leo sobre las dificultades de las granjas gallegas, sea una exageración.

También puede ser, aunque yo no lo vea, que cuando viajo desde Viveiro a Ribadeo por ejemplo, vaya por una autovía gallega, aunque a mí me parezca una tercermundista carretera llena de baches. Les juro que no me drogo y no bebo cuando viajo. Quizá sean los efectos de la niebla de la A-8, a su paso por el alto do Fiouco, lo que confunda mi percepción de la realidad. Mi realidad, no encaja con las reiteradas quejas que me trasladan mis vecinos cuando nos vemos.

Por lo visto, y dada la felicidad que rebosan los vencedores, sé que no se acaban las mariscadas, que las pensiones, de momento, permiten los viajes del Inserso, que los vinitos y sus pinchitos me están esperando y hasta es posible que no llueva… que para algo ha de valer el Apóstol , amén de desplumar turistas. Confío en que la gente me diga que su sueldo real es el que cobra y que se adapta al convenio y que no tiene que devolverle nada a su jefe.

Quiero pensar que quien tiene un negocio sueña con su expansión y no con llegar pronto a la jubilación, quiero creer que no hay mafias de la construcción ni acaparando los servicios públicos de limpieza, agua… No quiero creer que haya corrupción – ¿cómo va a ser posible con tanta catequesis?- y también quiero creer que sea cierto lo que me cuentan que, cuando hay algo que investigar, se arregle con mariscadas. No es cierto que los pisos se paguen con dinero negro.

Dicen que los milagros ya no se hacen ni en Lourdes ni en Fátima, que llegan con una carroceta. ¡A la gente se le ocurre cada cosa! … ¡Mira que decirme que en Galicia hay corrupción… si aquí hasta hay narcotraficantes que son buena gente… a decir de sus vecinos! Hay mucha categoría moral, amigos. Hasta amigos que tienen yate como Marcial Dorado. Porque somos el País que se indigna cuando un poeta- Miguel Anxo Fernán Vello – le llama ignorante. “ Non, Miguel Anxo, non, acó a xente non é ignorante, si o dis, oféndese, e pode contestarche que sabe facer os crucigramas…ata hai algún que lee”. No, no somos ignorantes, somos listos y sabemos adaptarnos a lo que convenga.

Hay muchos tópicos de los gallegos y una cosa clara: la gente vota a quien le da la gana, ya sea para pagar favores, ya sea por la presión de las instituciones clásicas, ya sea porque le garantizan su estatus, ya sea porque cree los mensaje de los acólitos pesebristas del Régimen, ya sea por la manipulación de la prensa afín a las subvenciones… Saber quiénes ganan las elecciones, viendo la oficina de colocación que es la Xunta, conociendo el inmovilismo de la gente, viendo la formación política de los votantes, sabiendo la red clientelar establecida y el entramado pesebrista de los demagogos… Es fácil ganar, pero yo no veo la Arcadia feliz por ninguna parte.